Con el poder que me ha sido otorgado desde mi Cristo Interno, que es la Llama de Dios que flamea dentro de mi corazón, yo le quito poder a cualquier discordia que trate de hostigarme o perturbarme. Yo amo y perdono a todo aquel que trate de hacerme daño de la manera que sea. Me niego a pensar y sentir que tú, siendo al igual que yo un hijo de Dios, albergues crueldad y actúes malintencionadamente. No hay cabida para el mal. Le cierro la puerta a todo lo que no sea igual a la Luz de Dios que nunca falla. A mí sólo me ocupa ver el bien en ti. Yo sólo veo a Dios en ti, yo sólo veo amor. Ningún daño me puedes hacer y tampoco permito que te lo hagas a ti mismo porque Dios está en tu corazón y, únicamente, lo bueno es lo que veo, lo que alojas en tu interior y lo que así quiero ver manifestado ahora, mañana y siempre. Gracias porque ya está cumplido.
Por David Valentín Torres
Madrid, 26/03/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario